Introducción.
El tratamiento farmacológico de la epilepsia no es curativo; pretende, en lo posible, evitar crisis en niños que probablemente van a seguir teniéndolas.
Pacientes y métodos.
El objeto es analizar nuestra experiencia en niños con epilepsia y con primera crisis no sintomática aguda no tratados con antiepilépticos. Se analizó a pacientes atendidos en una consulta de neuropediatría, desde 2017 hasta 2021, que habían sufrido una o más crisis no sintomáticas agudas y a los que no se les había tratado farmacológicamente.
Resultados.
Sesenta y cinco pacientes cumplieron los criterios de selección. Veinticuatro habían tenido una única crisis, con un tiempo medio de duración de 12 minutos (1-60). En un 66,7% fue nocturna. Un 41,7% presentó electroencefalograma patológico, y un 21%, hallazgos patológicos en la neuroimagen. El tiempo medio de control fue de 2,7 años (0,003-13,6 años). Cuarenta y uno presentaron más de una crisis, con una duración media de nueve minutos (1-60). Cinco pacientes presentaron más de 20 crisis, y el resto, entre dos y 17. Veinticuatro (58,5%) presentaron únicamente crisis nocturnas. Se realizó un electroencefalograma en todos: grafoelementos epileptiformes en el 63,4%; y neuroimagen en todos: patológica en el 4,9%. El tiempo medio de control fue de 3,8 años (0,01-9,1 años).
Conclusiones.
La frecuencia de las crisis, la patología de base o los resultados de las pruebas complementarias no deberían ser las únicas variables que habría que considerar para iniciar el tratamiento farmacológico antiepiléptico en los niños. Debería prevalecer, por encima de aquéllos, el potencial perjuicio sobre la calidad de vida y el neurodesarrollo, las funciones atencionales y el comportamiento del niño, y siempre consensuar esta decisión con los padres.