Introducción. La perforación esofágica se define como la ruptura transmural del esófago. Existen diferentes causas, como neoplásicas, traumáticas, lesión por cuerpos extraños, ingesta de cáusticos, iatrogénicas o espontáneas, denominadas Síndrome de Boerhaave. La tasa de mortalidad es alta y oscila entre 40-60 % con manejo óptimo, hasta el 100 % sin tratamiento.
Caso clínico. Se presenta el caso de una paciente de 70 años, que ingresó por 5 días de sensación de globus faríngeo, disnea y dolor torácico. Se realizó una tomografía computarizada de tórax donde se visualizó un derrame pleural derecho, que fue manejado con toracostomía cerrada. Posteriormente, se visualizó la salida de material alimentario por la sonda de toracostomía, por lo que se hizo una nueva tomografía de tórax y abdomen encontrando una fístula esofagopleural. En una esofagografía por tomografía donde se vio extravasación del medio de contraste en la región infracarinal hacia espacio pleural derecho.
Resultados. Fue llevada a toracotomía, encontrando empiema y atrapamiento del lóbulo inferior derecho por abundante fibrina, pus y restos alimentarios, secundario a perforación esofágica del tercio medio. Se practicó esofagorrafia, pleurectomía y decorticación. Se continuó manejo endoscópico con sistema de vacío de forma seriada.
Conclusiones. Las perforaciones esofágicas son un desafío para los cirujanos, tanto en el enfoque diagnóstico inicial, como en el tratamiento. Conocer los abordajes endoscópico, quirúrgico y mixto ayuda a ampliar las opciones de manejo en estos pacientes. El tratamiento oportuno, las indicaciones no operatorias y las nuevas medidas endoscópicas para el manejo impactan en la mortalidad.