Diálogo

Abstract

ESTUDIOS SOCIALES 40En el homenaje a Ricardo realizado en el marco del IX Congreso Nacional sobre Democracia en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR, su amigo Hugo Quiroga recordó instancias del exilio político compartido en París. Las palabras de Hugo me pusieron en el exacto lugar en el que queda el personaje del hijo en las escenas finales de El gran pez, la película de Tim Burton. En la ceremonia del entierro el hijo entiende, entre otras cosas, que el padre no era un fabulador impenitente sino un gran contador de historias.Con ese conciso relato terminé de comprender lo que quería decir Ricardo cuando al margen de mis borradores ponía en rojo o naranja y entre imperativos signos de admiración ¡contalo! después de unos categóricos; ¡las citas textuales son textuales!; ¿falta una s o B. Massé lo puso así? ¡si estibador está con v poné (sic)! ¿dice pág. 2 ó 3? ¿Cómo contar el testimonio? Ante el apremio de la entrega inminente de un informe la consigna provocaba no poca angustia. Sin la presión de la fecha de vencimiento, la exigencia solía generarme, como al hijo del gran pez, cierta irritación: ¿por qué reclamaba apego total a los hechos el Falcón que atrapaba con igual eficacia la atención de los estudiantes de la facultad y la de los parroquianos de un bar con relatos que en el segundo de los casos sonaban, a veces, a fabulaciones que ligaban la Historia con su propia historia? Afuera del aula el dato duro solía quedar tapado por una hojarasca de anécdotas dramáticas o francamente divertidas. En el aula o en la discusión de un trabajo, en cambio, rondaba la duda que el homenaje despejó. No había invención en el relato del exilio tantas veces escuchado: había un hábil narrador que incorporaba a la trama un episodio con el portero de un edificio o un malentendido con un pasajero del metro, que entrelazaban la historia de las actividades políticas de los exiliados con la inescindible experiencia de la extranjería. En las derivas anecdóticas estaba, precisamente, la esencia de esa experiencia.En la película de Burton el protagonista necesita explorar el mundo para crecer, como los peces de gran tamaño. Y en el caso de Ricardo, intuyo, para lidiar con EL GRAN PEz agustina PRiEtoUniversidad Nacional de Rosario 18 DIÁLOGOS sus propios demonios. Ricardo exploraba con igual maestría los mundos en los que se movía, el del propio barrio y el de las ciudades a las que viajaba por razones profesionales o políticas.Su obra se nutrió de esas exploraciones. En el 84 irrumpió, flaco y desgarbado, en el páramo académico que era entonces la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario, con el bolso de cuero azul lleno de fichas y el libro de E.P. Thompson, The making of the english working class. Las flamantes autoridades le ofrecieron dirigir un seminario sobre movimiento obrero que definió la orientación de mis indagaciones futuras. En enero del 85 nos encontramos en París, adonde había vuelto para pulir y defender su tesis de doctorado y fuimos al Archivo de Historia Social de Amsterdam. Bu...