“…En palabras de Lira (2010), las metodologías más activas, en la que el alumnado adopta un rol protagonista, se convierten en estrategias promotoras y facilitadoras del pensamiento crítico, en tanto y cuanto favorecen la comunicación de los alumnos mediante la utilización de mecanismos participativos. Se conocen varios enfoques metodológicos que favorecen y promueven tanto la gestión pedagógica de la diversidad (Bergeron, 2015;Pujolàs, 2008;Tomlinson, 2005; Sanahuja, 2017) como la gestión democrática del aula (Apple y Beane, 1999;Feito, 2010;Feito y López, 2008;Sanahuja, 2017). Actualmente, se cuenta con diferentes prácticas de aula ilustradas que permiten avanzar hacia dichos presupuestos teóricos, por ejemplo: el aprendizaje dialógico con los grupos interactivos (Elboj y Niemelä, 2010;Sanahuja, 2014) o las tertulias literarias dialógicas (Sanahuja, Benet y Traver, 2017), el enfoque propuesto desde las inteligencias múltiples (Gardner, 1983), el Aprendizaje Basado en Problemas (Araujo y Sastre, 2008), el Aprendizaje-Servicio (Batlle, 2013;Sanahuja y Moliner, 2018), los rincones de trabajo (Benet, Sanahuja y Moliner, 2016;Jiménez y Vila, 1999), los proyectos de trabajo Sanahuja, Peiro y Piquer, 2015;López y Lacueva, 2007), el aprendizaje cooperativo (Mayordomo y Onrubia 2015; Traver, 2000;Pujolàs, 2008;Moliner, Moliner, Sanahuja y Sanmateo, 2015;Rué, 1998).…”