“…La lectura ocupa un papel nuclear en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Numerosos autores han señalado la importancia del desarrollo del hábito lector en la etapa primaria, como condicionante de la actitud de los estudiantes hacia el estudio y el aprendizaje en etapas posteriores (Artola, Sastre y Barraca, 2017), como determinante para la adquisición de conocimientos y el desarrollo del espíritu crítico (Esteban Peregrina, 2017) y como base del éxito académico, de sus oportunidades educativas, de trabajo e inserción social (Treviño y otros, 2007). Se considera, por tanto, que su carácter transversal conlleva efectos colaterales positivos o negativos en el alumnado, de manera que lograr o no un hábito lector adecuado, facilitará o dificultará la comprensión de los textos y, por consiguiente, los resultados y el éxito académico (Gutierrez-Braojos y Salmerón Pérez, 2012).…”