“…En ese sentido, se sabe que los factores del funcionamiento familiar relacionados con conductas antisociales comprenden un clima familiar poco cohesionado, escasa fluidez en la comunicación, pobre satisfacción familiar, que los hijos perciban violencia o experimenten castigos físicos, estilos educativos inadecuados, que los padres consuman drogas o alcohol y violencia transgeneracional (Arias, 2013). En consecuencia, de todo lo dicho hasta aquí, se desprende que es sumamente importante valorar las dinámicas familiares disfuncionales (Muñoz y Echeburúa, 2016). Por ello, un enfoque que aporta mucho a la comprensión de la violencia familiar es el sistémico familiar, que concibe a la familia como un sistema vivo (2004), que evoluciona a través de ciclos que implican crisis, desde que se conforma la pareja, hasta que los hijos se van del hogar, pasando por las etapas de crianza cuando los hijos son pequeños y cuando son adolescentes (Ríos, 2005).…”