“…El nivel educativo del cuidador varía en las diferentes investigaciones. Así mismo, en ninguna de las investigaciones revisadas se tiene en cuenta el número de integrantes en la familia (Aparicio et al, 2008;Ascher et al, 2010;Ávila, García & Gaitán, 2015;Ayuso et al, 2007;Butman et al, 2003;Calero, Fernández & Roa, 2009;Celdrán, Triadó & Villar, 2009;Cerquera & Galvis, 2013;Espín, 2012;Glynn, Hahn, Hayden, Randall & Randolph, 2012;Kim, 2012;Krikorian, Velez, González, Palacio & Vargas, 2010;Losada, Márquez, Puente, Gallagher, & Knight, 2007;Mausbach, Chattillion & Ziegler, 2012;Mausbach et al, 2014;Meyer, Nguyen, Dao, & Arean, 2015;Mioshi, Bristow, Cook & Hodges, 2009;Moreno, 2008;Pabón, Galvis & Cerquera, 2014;Palacio, 2012;Valero & Cruz, 2013;Razani, 2007;Riedjik, 2006;Rodríguez, 2013;Vargas & Pinto, 2010) En cuanto a elementos relacionales (ver Figura 3) se identificó que, para ser considerado cuidador principal, debe cumplir con un tiempo mínimo de 3 meses como cuidador y conviviendo con la persona. En términos de ubicación en la red, es común que el cuidador sea el cónyugue y/o hijo, en menor porcentaje se trata de personas con menor grado de consanguinidad y en su gran mayoría no se evidencia apoyo al cuidador por parte de redes informales o formales (Aparicio et al, 2008;Ávila et al, 2015;Ayuso et al, 2007;Butman et al, 2003;Calero et al, 2009;...…”