“…Ahora bien, y en línea con lo que evalúan y observan los procesos de aseguramiento de los sistemas educativos exitosos y rigurosos, los programas de FID de calidad procuran dar cierto tipo de oportunidades de aprendizaje a los futuros profesores, las cuales se pueden organizar en dos focos: aquellas que brindan oportunidades de aprender la disciplina tal como se espera que sus alumnos las aprendan, generando así procesos de modelación de la práctica de enseñanza coherente con lo deseado (Ingvarson y Rowley, 2017). Otras, que brindan oportunidades de aprender a enseñar el contenido (planificar la enseñanza, analizar la gestión a través de episodios de aula, trabajar a partir de producciones de los alumnos, evaluar a través del levantamiento de evidencias de aprendizaje, entre otras), estableciendo una fuerte relación teoría-práctica, con experiencias clínicas supervisadas (Blömeke et al, 2015;Contreras, 2016;Klemenz et al, 2019;Werler y Tahirsylaj, 2020). Estos dos focos han demostrado tener impacto en el primer año de ejercicio del profesor, tanto en las prácticas de enseñanza como en el logro de aprendizajes de niños y niñas, adolescentes y estudiantes de pedagogía (Blömeke et al, 2015;Han et al, 2020; Ingvarson y Rowley, 2017; Lopez et al, 2016), por lo que han sido incorporados como criterios de acreditación en referentes internacionales (Ingvarson y Rowley, 2017).…”