“…5(5) 384-393 (2007) ISSN 1135-8122 ©2007 SOMENTA Al aumentar la disponibilidad del almidón a la acción de las amilasas (amilasas de los tipos α-amilasas y las β-amilasas, glucoamilasas e hidrolasas oligosacáridas), se logra incrementar la digestibilidad in vitro, in situ e in vivo del almidón, mejorando con ello la eficiencia parcial de utilización del alimento. Durante la actividad se producen oligosacáridos, maltotriosas, maltosas, maltohexosas, maltopentosas, maltotetrosas, dextrinas y pequeñas cantidades de glucosa, encontrándose que la velocidad de hidrólisis el almidón, catalizada por ésta enzima, se incrementa en proporción directa con el peso molecular del sustrato, permitiendo en pruebas in vitro conocer el porcentaje de digestibilidad aparente de la materia seca, en la dieta de referencia (Nieto et al, 2005;Araya et al, 2004;Buendía et al, 2003). Por otro lado, es importante señalar que la biodisponibilidad del almidón varía de una especie a otra, así por ejemplo, la hidrólisis enzimática progresiva de diferentes almidones nativos de raíces y tubérculos por la α-amilasa (expresada como porcentaje de almidón hidrolizado por la enzima con relación al almidón total) a 37 ºC, muestra resistencia a la acción de esta enzima, evidenciada por la poca cantidad de azúcares liberados, en un corto tiempo de hidrólisis, que se traduce en un bajo grado de hidrólisis (Sajilata et al, 2006), siendo mayor en los materiales amiláceos modificados, como ocurre en las harinas horneadas o tratadas térmicamente, por encontrarse los almidones gelatinizados (Baks et al, 2006;Tester et al, 2006).…”