“…En una estructura política, la corrupción contradice un gobierno lógico, contemporáneo y ético, y hasta se torna frecuente, genera un panorama general de imparcialidad ya sea mediante la aplicación insuficiente de las leyes o mediante enfoques represivos. Además, disminuye el respeto, la confianza y la legitimidad del gobierno por parte de la aprobación ciudadana, así como la firmeza política de la población, añadido a esto, se disminuye la estabilidad política y la probabilidad de establecer el Estado, dando lugar a diversos cambios de gobierno y volviendo inviable la continuidad de la democracia (Riesle 1999). En China, tradicionalmente, clasifican a funcionarios corruptos en tres grupos: "Tigres", miembros de alto rango en el Partido Comunista Chino y el gobierno central, grandes corporaciones estatales e instituciones financieras; "moscas", empleados de nivel inferior en municipios y distritos urbanos; y "zorros", funcionarios que han escapado al extranjero con bienes mal adquiridos.…”