“…La incesante repetición de los supuestos onto-epistémico y teórico-metodológicos del mainstream de los estudios sobre inteligencia, que ha defendido su naturaleza pragmática y utilitarista, marginalizando el debate definicional, empezó a mutar a fin de la década de 1990, cuando en el debate sustantivo del campo empiezan a resonar los principios teóricos, constructivistas y críticos, que inciden en la evolución disciplinaria. Por tanto, gran parte de la literatura empezó a ampliar el debate en torno a la ampliación de sus funciones, su rol y naturaleza frente a las nuevas dinámicas del mundo global (Murillo, 2016), escasamente convencionales, contrapuestas y contradictorias, con espacios poco definidos, contornos difusos, que impedían comprender con claridad las diversas problemáticas insertas en momentos de transformación, rupturas y disfunciones de los sistemas económicos, políticos, sociales, tras lo cual la naturaleza de la política internacional es altamente compleja.…”