La monografía analiza cómo el desarrollo de la neurotecnología se extenderá, a lo largo de los próximos años, en múltiples sectores de la sociedad, así como su impacto en el ordenamiento jurídico y en los derechos fundamentales de la ciudadanía. Una cuestión que exigirá una respuesta jurídica a la altura de su relevancia y que, en opinión de la autora, deberá incardinarse en el máximo nivel garantista de nuestro derecho, la Constitución. Y es que, si bien son innegables sus beneficios para las personas con enfermedades neurológicas o limitaciones funcionales, también lo son las importantes amenazas para los derechos si no se establecen límites claros por medio de la regulación. De ahí que se haya iniciado un proceso normativo multinivel liderado por Chile en 2021 con la reforma de su Constitución, y que la doctrina, paralelamente, haya ido formulando propuestas de «neuroderechos» con el fin de tutelar debidamente nuestro mundo interior, cada vez más vulnerable. El libro, tras exponer el estado de la cuestión, pretende promover el debate público sobre la manera de afrontar estos retos en los próximos años, ya sea mediante la creación de nuevos derechos o la reconceptualización de los clásicos, así como la técnica reguladora que pueda resultar más idónea. Con ello se pretende incorporar al derecho, y particularmente al derecho constitucional, a una discusión dominada hasta el momento por la neurociencia.