“…El ser humano se caracteriza, entre otras cualidades, por su necesidad de encontrar el sentido que brindan a su existencia las diferentes situaciones que se presentan a lo largo de su vida, a veces siendo realidades sin trascendencia y otras con un gran peso que marcan y condicionan permanentemente a cada persona (Rincón, 2016). En la mayoría de ocasiones, las circunstancias de vida que definen a cada individuo, ya se vivencien positiva o negativamente, no están predeterminadas en tiempo o espacio, sino que pueden acaecer de manera fortuita y esporádica o incluso repetirse y prolongarse a lo lago de diferentes periodos vitales (Coetzee, Ebersöhn, Ferreira y Moen, 2017). Ésta dinámica es la principal precursora del avance y desarrollo del ser humano (Kong, Wang, Hu y Jia, 2015), suponiendo un cambio hacia la mejora íntegra de la persona si esta es capaz de aprovechar cada escenario vivido, o un empeoramiento de las condiciones de vida actuales y futuras si la persona no es capaz de afrontar cada circunstancia satisfactoriamente (Ganotice, Yeung, Beguina y Villarosa, 2016).…”