El presente artículo muestra el carácter paradójico de las funciones que asume la enacción del "Espíritu Santo" en el culto pentecostal, como medio para administrar la aflicción y fuente para socializar la resignación frente a las causas de la misma. Por enacción entendemos aquí el proceso en que la acción humana se impregna de sentido, trayendo a la vida las distinciones cognitivas. En el caso de la liturgia pentecostal, esta noción comprende a los recursos por los que el "Espíritu Santo" se hace presencia encarnada y actuante en el culto, produciendo experiencias numinosas que inspiran admiración y "temor a Dios" entre los fieles. Nuestro análisis muestra cómo la estructura de la comunicación ritual, caracterizada por la "retórica de la presencia", produce una experiencia somatognósica, en la que las concepciones sagradas se viven "en carne propia". Los pentecostales denominan a esto "el sello del Espíritu", lo que constituye uno de los rasgos distintivos de su religiosidad. El estudio del contexto de la comunicación ritual, de las situaciones sociobiográficas que enfrentan los fieles y los tópicos dominantes de la trama litúrgica, muestra que una de sus principales funciones psicosociales es el manejo de las aflicciones humanas. El culto ayuda a mitigar los estados angustiosos derivados de las crisis vitales, pero paradojalmente, en ocasiones, también se encarga de reproducirlos, generando un círculo causal donde aflicción y carisma se retroalimentan y potencian.Palabras claves: Pentecostalismo, carisma, enacción, aflicción, sobreadaptación. La religiosidad pentecostal se distingue y especifica por la enacción del "Espíritu Santo" en el espacio ritual. Es decir, por procesos de cognición encarnada, de estructura autopoiética y cualidades transformadoras que proveen una experiencia sensible de las concepciones del "Espíritu" que, de este modo, se pone en acción y "obra" sobre la vida de los participantes. La mediación ritual, no obstante, tiene rasgos paradójicos. Si bien estos procesos de enacción producen en los fieles efectos terapéuticos y revivificantes, sirven también a la legitimación de un sistema ideológico que promueve el quietismo social y con ello favorecen la reproducción de las condiciones que generan crisis vitales y estados de aflicción. Sus prácticas religiosas resultan transformadoras a nivel personal, pero conservadoras en lo social, de modo que los fieles encuentran en el culto un lugar para "liberarse" momentáneamente y luego reinsertarse en los contextos que generan el malestar.
This paper shows the paradoxical nature of the functions assumed by the enaction of the "HolyLas nociones de "luchas" y "pruebas" expresan, en la cultura pentecostal, la doble tensión que habitualmente enfrentan los fieles, amenazados por un mundo que se les presenta adverso y ajeno,