“…Otros trabajos basan la clasificación de las plantas en grupos funcionales a partir de su arquitectura-estructura (i.e., hábito;Hernández-Rosas, 1999), o una combinación de rasgos en cuanto a la forma de vida y mecanismos de dispersión (Acevedo y González-Torres, 2015), rasgos foliares, del tallo y de historia de vida (Vásquez-Valderrama y Solorza-Bejarano, 2018), o bien de historia de vida, biomasa, cobertura, entre otras (Boutin y Keddy, 1993). En una región semiárida como la del valle de Zapotitlán, las múltiples formas de vida presentes permiten a los taxones utilizar de manera diferenciada los recursos (Zavala-Hurtado et al, 1996), lo que implicaría diversas respuestas de las especies a los cambios ambientales (Cadotte et al, 2012;Srivastava et al, 2012;Winter et al, 2013), permitiendo dinámicas poblacionales asincrónicas (Pu et al, 2014).…”