IntroducciónEl consumo de bebidas con alcohol es común y socialmente aceptado. De acuerdo al análisis sistemático publicado recientemente en Lancet por el grupo GBD Alcohol Collaborators (Global Burden of Diseases, Injuries and Risk Factors Study), que analiza datos globales de 2016, el 32,5% de la población mundial es consumidora de alcohol. El consumo se relaciona con el índice socio-demográfico de los países (incluye desarrollo global, nivel educacional, ingresos per cápita, tasa de fertilidad), siendo superior en los de mayor índice, y viceversa (1) .En la región de las Américas, según un informe reciente de la Organización Panamericana de la Salud, el consumo de alcohol es, en promedio, más elevado que en otras regiones del mundo (2) . También los episodios de consumo excesivo han aumentado significativamente en los últimos años, tanto en hombres como en mujeres. Se estima que contribuyó a 300.000 defunciones en el año 2012 en la región, y que 80.000 de ellas no hubieran ocurrido de no haber mediado dicho consumo. Además, favorece el desarrollo de más de 200 enfermedades y estuvo relacionado con más de 274 millones de años de vida sana perdidos en las Américas (2) .Al igual que en el resto del mundo, en las Américas el consumo de alcohol es el principal factor de riesgo de muerte y discapacidad en la población joven (de 15 a 49 años), los años más productivos. Además, la morbimortalidad generada por su consumo excesivo ocasiona un gasto significativo para la sociedad, estimado en 0,5% del PBI en nuestro país, aun sin cuantificar costos intangibles. Los costos son mayores que los vinculados al consumo de otras drogas psicoactivas, incluyendo tabaco y drogas ilegales (https://www.elobservador.com.uy/nota/los-costos-economicos-del-consumo-abusivode-alcohol-en-uruguay. Diario El Observador, 9 de abril de 2019). En Estados Unidos, en 2006, se estimó en 224.000 millones de dólares el costo país vinculado al consumo (2) .Si bien existe evidencia concluyente de que el consumo abusivo es perjudicial para la salud, siendo un factor de riesgo demostrado de mortalidad y discapacidad, la interpretación de la evidencia epidemiológica es más confusa en referencia al consumo leve o moderado, que podría ser beneficioso, o en todo caso tener un efecto neutro sobre la salud en algunas patologías.La actitud y el consejo médico frente al paciente consumidor de alcohol son también confusos. Una encuesta nacional recientemente publicada (3) , realizada por Cuesta y colaboradores a 237 cardiólogos y 61 posgrados avanzados de cardiología, incluyó 25 preguntas acerca de su actitud frente al consumo de alcohol. Una tercera parte de los médicos consideró que el consumo moderado de alcohol es beneficioso para la salud cardiovascular, atribuido fundamentalmente al vino. Aproximadamente otro tercio consideró que cualquier consumo es perjudicial. Además, la mayoría se sentía confortable aconsejando a los pacientes sobre el tema, aunque no se sentían satisfechos con su conocimiento de las guías. Solo una minoría conocía el concepto de medid...