Artículo de revisión
MECÁNICA CARDÍACA: ANÁLISIS DE DE-FORMACIÓN MIOCÁRDICAEn los últimos años se ha puesto de manifiesto la necesidad de trasladar el momento del diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares hacia estadios precoces e identificar los pacientes con mínimos cambios estructurales y mayores probabilidades de remodelado inverso. Para hacer realidad este objetivo se necesita un parámetro capaz de detectar los cambios sutiles que se producen en el inicio de la enfermedad.En la actualidad la determinación de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) es el método utilizado para medir la función sistólica, y aunque existe gran cantidad de literatura que respalda esta estrategia, hay varias limitaciones en la práctica diaria; por ejemplo, las técnicas empleadas para calcular la FEVI utilizan fórmulas con asunciones geométricas que no siempre son aplicables y sus resultados son muy susceptibles a cambios en la precarga, asimismo, la frecuencia cardíaca y las alteraciones del ritmo pueden dificultar mucho su interpretación (Marwick 2012). Al hablar de contractilidad regional el escenario se complica aún más. La correcta identificación de asimetrías regionales requiere un proceso de entrenamiento específico, así como la adquisición de experiencia, ya que este análisis es cualitativo, subjetivo y, como toda téc-nica ecocardiográfica, dependiente de la calidad de imagen disponible.Por todo esto es que la disponibilidad de una técni-ca para medir la función sistólica, como el análisis de deformación miocárdica, que sea cuantitativa, reproducible y fiable, supondría un avance considerable en la capacidad diagnóstica de la ecocardiografía actual. Para comprender este enfoque es necesario repasar dos conceptos: la arquitectura del ventrículo izquierdo y la transmuralidad de la enfermedad.Arquitectura del ventrículo izquierdo.-El conocimiento de la estructura miocárdica del ventrículo izquierdo (VI) es fundamental para comprender el estudio de la deformación, así como para optimizar el análisis de los parámetros de medición (Mor-Avi et al. 2011). Se ha descrito que los miocitos se encuentran dispuestos de manera que forman dos hélices continuas de fibras, pasando de una hélice orientada hacia la derecha en el subendocardio a una hélice orientada hacia la izquierda en el subepicardio, lo que ocasiona que el eje longitudinal de las fibras rote continuamente, y por consiguiente, sea distinto en cada capa de miocardio: longitudinal (respecto al eje del VI) en el subendocardio, circunferencial en el mesocardio y oblicua en el subepicardio (Sengupta et al. 2006). Esta distribución determina como cada región contribuye a la mecánica miocár-dica, por ejemplo, la deformación longitudinal se da gracias a las fibras subendocárdicas. El análisis de la deformación de las fibras según su orientación ha permitido definir los patrones de mecánica longitudinal, circunferencial, radial y de torsión (Opdahl et al. 2015).