“…Es notoria su influencia en el área pre-frontal encargada de las funciones ejecutivas, la atención, planificación, flexibilidad cognitiva, toma de decisiones y autocontrol, así como sobre el hipocampo encargado de la memoria y el aprendizaje. Ambas zonas son de las últimas en madurar y por tanto más vulnerables a sufrir cambios con el abuso de alcohol que se produce a partir de los 12 o 13 años, pudiendo incluso llegar a experimentar modificaciones irreversibles (Guerri y Pascual, 2019;Hagler et al, 2019;López-Caneda, Cadaveira y Campanella, 2018;Meruelo et al, 2019;Sullivan et al, 2019). Problemas de este tipo pueden ser las lagunas de memoria (Cox et al, 2019;McGovern, 2019;Wombacher, Matig, Sheff y Scott, 2019) y una mayor dificultad para pensar con claridad o para realizar correctamente tareas (Krieger, Young, Anthenien y Neighbors, 2018;McGovern, 2019;Naudé et al, 2019;Zamroziewicz et al, 2017), lo que puede dar lugar al fracaso y al absentismo escolar (Gakh, Coughenour, Assoumou y Vanderstelt, 2019;Niu, Jeong y Willoughby, 2020;Ribeiro, Fernandes y Macêdo, 2019).…”