) LXXII, enero-junio; RESUMEN: Los primeros indicios antropogénicos en la bahía de Gijón pudieran delatar una precoz actividad pastoril c. 7300 cal BP, mientras que la agricultura de cereales se documenta en 4700-4500 cal BC en Monte Areo, donde poco después serían erigidos los túmulos más antiguos, en paralelo con la consolidación de la economía agropecuaria. Hacia 5000 cal BC el mar alcanzó un nivel cercano al actual, sumergiendo una franja litoral en la que hubo de transcurrir parte de la vida mesolítica. Los estudios arqueobotánicos descubren durante ese tiempo la alta potencialidad alimenticia del medio vegetal. El litoral aportaba además cuantiosos recursos piscícolas y malacológicos. Todo ello justifica la concentración humana y la permanencia de gentes cuyo vínculo con un ámbito rico y reducido las abocaría a su explotación intensiva, generando condiciones materiales que favorecerían el arraigo de la economía campesina. La erección de megalitos a partir de 4000 a. C. denuncia tanto la tensión territorial derivada del conflicto entre el modelo ancestral de caza/recolección y las formas paleocampesinas como la presumible ruptura de una dominante horizontalidad social. Al mismo tiempo, del número de monumentos y de ciertos rasgos de los mismos, se infiere un hábitat disperso, organizado en grupos compuestos por pocos individuos, circunstancia extrapolable a buena parte del territorio cantábrico.Palabras clave: Mesolítico. Territorio cantábrico. Morfología costera. Horizonte marino. Recursos vegetales. Agricultura. Túmulos.ABSTRACT: The earliest signs of anthropogenic involvement in the Bay of Gijón may reveal early pastoralism around 7300 cal BP, whereas the farming of cereals is documented in the same area (Mount Areo) around 4700-4500 cal BC. From 4300 cal BC was to see the raising of the most ancient barrows in parallel to the consolidation of the livestock breeding economy. Around 5000 cal BC, the sea level rose to close to that of the present day, submerging a wide coastal strip in which an essential part of Mesolithic life took place. Archaeobotanical studies have discovered the high food potential of the plant environment. The coastal area also provided substantial and varied resources of fish and molluscs. The suitability of the territory justifies the gathering of humans there and the permanence of people whose close links to such a rich yet