La obtención de respuestas moleculares profundas para considerar la discontinuación de tratamiento,es hoy uno de los objetivos en leucemia mieloide crónica (LMC). El beneficio se asocia no solo a la mejoría en la calidad de vida de los pacientes, sino también al impacto de independizarse de un tratamiento crónico y sus secuelas tardías. Del total de pacientes con LMC, un grupo muy selecto logrará permanecer de por vida sin tratamiento, ya que un 30% de los pacientes podrán cumplir criterios para discontinuar y de ellos el 50% presentará recurrencia de la enfermedad. A pesar de que numerosos protocolos de investigación han demostrado que la discontinuación es posible y segura en pacientes que han obtenido respuestas moleculares profundas y sostenidas, los mismos no reflejan cohortes de la vida real y sus resultados no son aplicables a todos los pacientes. La condición ideal para llevar a cabo la discontinuación en nuestra región, es bajo un protocolo de investigación, sin embargo, ciertas condiciones empujan a realizarlo fuera del mismo. Las condiciones irremplazables a considerar al momento de discontinuar el tratamiento en la práctica clínica son: asegurar la realización de un monitoreo molecular en escala internacional, seriado post discontinuación adaptado a las recomendaciones o guías publicadas. Asegurar que se cumplan todos los criterios recomendados para discontinuar sin riesgos. Dedicar tiempo para explicar al paciente los pros y contras de la discontinuación. Aunque el monitoreo molecular secuencial es crítico para detectar pacientes con recaída, la predicción de la precisión continúa siendo un desafío. Pocos datos hay en la actualidad respecto al posible papel contribuyente del sistema inmunológico en pacientes que logran una respuesta molecular profunda con inhibidores de tirosina quinasa (ITQ). El alto costo de los ITQ, su tratamiento prologando y el aumento de la sobrevida con el consiguiente incremento de la prevalencia de la enfermedad, tienen un alto impacto financiero. En nuestra región, es imposible hablar de discontinuar el tratamiento en LMC, si no se considera al monitoreo molecular como la principal herramienta que se deberia garantizar al paciente desde su diagnóstico, seguimiento y post discontinuación. Considerar el redireccionamiento de los recursos ahorrados al tratamiento para cubrir esta necesidad insatisfecha, es hoy un tema no resuelto en Argentina.