“…En este sentido, la literatura aporta muchos ejemplos sobre las oportunidades que los ríos secos están ofreciendo para la observación y el aprendizaje del medio natural (Alberdi, 2011;Safriel & Adeel 2015), para aumentar el conocimiento sobre especies presentes y procesos que ocurren en estos ecosistemas (Sánchez-Montoya et al, 2016;Arce et al, 2019) o como espacio de inspiración para escritores, poetas, pintores y otros artistas (Neruda, 1976;Región de Murcia Digital;Andreu-Lara & Ojeda-Rivera, 2019). Además, los ríos secos son espacios especialmente utilizados para desarrollar muchas actividades de recreo y ocio en contacto con la naturaleza (Gómez et al, 2005;Steward et al 2012;Stubbington et al, 2020) que son beneficiosas para la salud física y mental de las personas (Samakov, 2017), o simplemente para el disfrute de paisajes (Seely et al, 2003;Andreu-Lara & Ojeda-Rivera, 2019), algo que facilita la relajación y curación (Teff-Seker & Orenstein, 2019). Los ríos secos son espacios de conexión social, comunican pueblos cercanos (Gómez et al, 2005) y generan en las personas sentimientos de pertenencia, que ligan a tradiciones, leyendas, rituales o experiencias espirituales y religiosas (Safriel & Adeel, 2005).…”