“…De la misma manera, (Roca, 2013) expresó que autoestima sana es la actitud positiva hacia uno mismo, que incluye la tendencia a conducirnos, es decir, a pensar, sentir, actuar en la forma más sana, feliz y autosatisfactoria posible, teniendo en cuenta el momento presente, el medio y el largo plazo así como la dimensión individual y social, lo cual implica conocernos a nosotros mismos con los déficits y las cualidades positivas, aceptarnos incondicionalmente independientemente de nuestras limitaciones y logros, así como la aceptación o rechazo que podamos recibir de otras personas, mantener una actitud de respeto y consideración hacia uno mismo, relacionarnos con los demás de forma eficaz y satisfactoria y atender y cuidar nuestras necesidades físicas y psicológicas. A si pues, se exhorta a practicar un estilo de vida positivo de acuerdo a las características individuales de cada uno, para que no pierdan la capacidad de afrontar los estresores vitales, que facilitan a las personas la apreciación de mejor estado de salud, donde no se experimente malestar, miedo, ansiedad, vergüenza, tristeza, estrés, neurotismo, frente a cualquier desafío, sino que se enfoquen al cumplimiento de las metas propuestas, ya que en caso contrario, estarían propensos a experimentar estados pesimistas y de angustia al no ser capaces de controlar la existencia de preocupaciones que trascienden los límites de tolerancia al estrés, la frustración o fracasos personales, conllevando a algunos estudiantes a manifestar desesperanza, que en ocasiones los arrastra al consumo de sustancias , alcohol y la aparición de ideas suicidas como alternativa de solución a los problemas que enfrenta en la vida cotidiana (Tarozana Cervantes, 2013;Armas Arráez, 2016;Guerrero Sánchez y Sánchez Angulo, 2015;Morán et al, 2016).…”