“…En este escenario, la construcción se instauró como una actividad industrial fundamental para el crecimiento y desarrollo económico debido a su capacidad de generación de empleos directos o indirectos (inducidos) y a que de ella depende la edificación residencial y la dotación de infraestructura productiva. Además, el comportamiento del producto de la construcción suele reflejar el desempeño de la economía en general y puede considerarse un buen indicador de tendencia-ciclo (Mejía et al, 2005). 1 Sin embargo, su nivel de actividad se caracteriza por ser muy sensible ante variaciones de variables como tipo de cambio, precios al consumidor, salarios, producto per cápita, precio relativo de la vivienda, tasa de interés real e incluso factores cíclicos de corto plazo (como las estaciones del año) que afectan a la inversión privada en esa actividad (Ziccardi y González, 2012).…”