Resumen Para el logro de un óptimo control de la hipertensión arterial, además de entender adecuadamente su base fisiopatológica, clínica, terapéutica, se requiere conocer el sustento que poseen las recomendaciones sobre los objetivos de tratamiento, así como los beneficios y riesgos del mismo. En este sentido, una consecuencia descrita asociada al manejo antihipertensivo es la presencia de la curva J, es decir la presencia de un aumento de riesgo cardiovascular asociado a la reducción de la presión diastólica. Si bien esta curva ha sido debatida por muchos años, existen múltiples reportes sobre su existencia y su impacto sobre la morbimortalidad, por lo cual constituye una referencia importante en el momento de establecer nuestros objetivos de tratamiento. Palabras clave: Enfermedades cardiovasculares; presión sanguínea; curva J.
AbstractOptimal control of hypertension requires knowledge of the pathophysiologic, clinical and therapeutic mechanisms, as well as support of recommendations on treatment goals, benefits and risks. Consequence of antihypertensive management is the presence of the J-curve that represents the presence of increased cardiovascular risk associated with diastolic pressure reduction. Although this curve has been debated for years, there are numerous reports about its existence and impact on morbidity and mortality, thereby providing an important reference when setting our goals of treatment. Key words: Cardiovascular diseases; blood pressure; J curve.
An Fac med. 2010;71(4):245-9Es un hecho abiertamente demostrado que un adecuado control de la presión arterial reduce la morbimortalidad de los pacientes con hipertensión arterial. El séptimo reporte del Joint Nacional Committee (1) , vigente desde el 2003, considera una presión arterial normal como aquella PAS<120 mmHg y PAD<80 mmHg, prediciendo una duplicación del riesgo de mortalidad por cada aumento de 20 mmHg de presión sistólica o 10 mmHg de presión diastolica. Por otro lado, las guías europeas estiman como presión arterial normal aquella PAS de 120 a 129 mmHg y PAD de 80 a 84 mmHg. Al considerar grupos específicos de tratamiento, existen recomendaciones para presiones objetivo, como <130/80 mmHg en pacientes de riesgo alto -como en diabetes mellitus o enfermedad renal crónica-y una presión de 125/75 mmHg en pacientes nefrópa-tas con proteinuria >1 g/día. Bajo estos lineamientos, la Sociedad Británica de Hipertensión (2) , en 2004, recomendó una política de 'menor es mejor', para el manejo óptimo de la presión arterial.Sin embargo, existe otra consideración. Stewart (3) , en 1979, sugirió que una reducción excesiva de la presión sanguínea diastólica relacionada al tratamiento antihipertensivo se asociaba a un aumento de muertes por enfermedad arterial coronaria. Es así que se empezó a comunicar la presencia de una curva J, la cual ha sido materia de debate por muchos anos.El fenómeno de curva J se define como el riesgo no linear de incremento de eventos cardiovasculares [enfermedad coronaria, apoplejía (stroke) y falla cardiaca] asociados...