“…Parece que muy a pesar de que haya un alto contenido de alcohol en la leche materna, y el niño reciba una buena cantidad de esta leche, no se aprecian síntomas en el lactante, salvo el caso de madres alcohólicas crónicas exageradas, capaces de llegar a concentraciones alcohólicas sanguíneas muy altas (9) . Binkiewics ele Boston publicó el caso, muy bien estudiado por cierto, de un niño lactante, de cuatro meses de edad.…”