El dolor sacroilíaco es una causa generalmente subdiagnosticada de dolor lumbar, que afecta del 15% a 30% de los pacientes con dolor lumbar bajo crónico no radicular. La articulación sacroilíaca (ASI) recibe continuo stress durante la bipedestación y marcha, siendo estabilizada por estructuras ligamentarias, capsulares y miofasciales fuertes, que reciben una abundante inervación. Destaca la dificultad en el diagnóstico del dolor sacroilíaco; debido a su naturaleza heterogénea. éste se debe sospechar en todo paciente con síndrome de dolor lumbar no radicular, unilateral y no central. El examen físico debería descartar patología de cadera y columna lumbar. La realización de maniobras de provocación del dolor sacroilíaco aporta en el diagnóstico, teniendo la combinación de 3 o más maniobras positivas una sensibilidad de 85% y especificidad de 79%. Se ha recurrido a inyecciones diagnósticas con anestésicos locales, tanto intraarticulares como de ligamentos circundantes. El tratamiento del dolor sacroilíaco es multimodal e individualizado para cada paciente. El tratamiento conservador –basado en terapia física y antiinflamatorios no esteroidales– es la terapia de primera línea. Las infiltraciones esteroidales tanto intra como extraarticulares pueden proveer alivio en un grupo de pa-cientes con inflamación activa. La denervación de los ramos dorsales laterales con radiofrecuencia ha mostrado ser un tratamiento exitoso en pacientes con dolor sacroilíaco, logrando 6 meses a 1 año de alivio del dolor. En pacientes con dolor refractario, la fusión de la articulación sacroilíaca es una opción, prefiriéndose la técnica mínimamente invasiva de fijación trans-sacroilíaca.