Es sabido que el envejecimiento provoca el deterioro de la condición física y sus componentes. Menores niveles de flexibilidad se asocian a una pérdida de la capacidad funcional, y la participación en programas de ejercicio físico supervisado podría mantener o mejorar los niveles de dicha cualidad física. En nuestro estudio, evaluamos la flexibilidad de 53 adultos mayores de 65 años (M=73,74±4,54 años) que participaban en un programa de ejercicio durante, al menos, 6 meses; utilizando los tests back scratch (TBS) y chair sit and reach (TCSAR). Al finalizar el programa, los resultados de flexibilidad resultaron estar dentro de los valores normativos de referencia; estando, en muchas ocasiones, por encima. En conclusión, mantenerse físicamente activo minimiza la pérdida de flexibilidad inherente al proceso de envejecimiento, incluso cuando la actividad física no está directamente dirigida a mejorar esa capacidad. Este hecho podría tener importantes repercusiones sobre la capacidad funcional y la calidad de vida de los adultos mayores.