“…La fase aguda puede provocar dolor incluso por dos semanas; durante esta fase no hay deformidad ni cambios radiográficos; en la fase crónica es característica la prominencia en la tuberosidad anterior de la tibia, que genera dolor y se percibe dura a la palpación, pero los arcos de movilidad se encuentran conservados. 4,14,5 Entre los factores de riesgo se incluyen todas las actividades deportivas 8,10,11,4 que se practican de manera cíclica y, en especial, las que implican la flexión y extensión repetida de la rodilla, así como saltos o cambios súbitos en la intensidad o frecuencia (futbol, basquetbol, voleibol, atletismo); 8,9,2 otros factores suponen: fase de crecimiento rápido, 7 peso y talla del paciente, 8 mala alineación de las extremidades pélvicas, 8,17 falta de laxitud ligamentaria, 18,4 acondicionamiento físico deficiente, 17,8 lesión previa 8 y entrenamiento de alto rendimiento. 8…”