Los problemas de conducta son una realidad constatada en las aulas. Se confirma, por una parte, que las edades en las que aparecen son cada vez más tempranas y, por otra, que no existen intervenciones que garanticen la disminución de este tipo de conductas, dirigidas a la población infantil. Tanto las investigaciones como las evidencias previas al respecto ponen de manifiesto la relevancia de trabajar la competencia social con el alumnado de Educación Infantil y Primaria como factor de protección frente a los problemas de conducta. Frente a este problema social y educativo, países norteamericanos y europeos han dado respuesta a través de la inclusión en el curriculum de programas de prevención universal que garantizan el aprendizaje de la competencia social en las escuelas.En este sentido, el programa Aprender a Convivir, pionero en este ámbito, pretende ser una intervención innovadora y preventiva que favorece el óptimo desarrollo de conductas prosociales en niños y niñas de tres a siete años. A través de la inclusión de contenidos tales como normas, sentimientos y emociones, empatía, habilidades de comunicación, habilidades de interacción personal, asertividad o resolución de conflictos, entre otros, se favorece el aprendizaje de la competencia social a la vez que se reducen los problemas de conducta. Hecho que, a largo plazo, garantiza la prevención del comportamiento antisocial.La presente aportación pretende, por un lado, poner de manifiesto la importancia de trabajar desde las escuelas la competencia social y, por otro, dar a conocer el programa Aprender a Convivir, una propuesta educativa implementada en diferentes ciudades españolas (Granada, Zaragoza) además de en otros países de habla hispana (Bolivia, República Dominicana), que ha obtenido resultados significativos para el aprendizaje de la competencia social y la reducción de problemas de conducta.