“…Un caso representativo de dicha asimilación es la sumeria Inanna -una de las tres diosas lunares de la Edad de Bronce-quien, siendo venerada desde el 3500 a. C. como reina virgen del cielo y la tierra, y reconocida en himnos cuneiformes como la "Luz del mundo, sacerdotisa del cielo, (…) la que abre el vientre", 7 fue representada coronada con estrellas y con el zodíaco como cinturón. 8 Igualmente, la diosa egipcia Isis, heredera de los atributos de Hator -diosa egipcia de los tiempos predinásticos y reconocida en las inscripciones de los epítetos de sus templos como "Diosa solar, artífice del destino" 9 , fue venerada como reina del sol y la luna durante más de tres mil años, representándose con un disco solar como corona. Además de estos dos casos paradigmáticos, Irene Muñoz Viladecans La Mujer Vestida de Sol: una revisión del Apocalipsis son conocidas también otras diosas primitivas que fueron consideradas reinas celestiales, como la egipcia Nut, madre de Isis; la hitita Arinna; la ugarítica Shapsh; la siria Atargatis; la griega Artemis; la báltica Saule o la germánica Frau Holle la cual, considerada la madre de toda la vida, fue la encargada de hacer brillar el sol.…”