Las ciénegas del Alto Lerma son los humedales remanentes de un gran cuerpo de agua que llegó a ocupar hasta 27.000 hectáreas antes de 1940 en el Estado de México, en México. Se trata de ecosistemas con características únicas que poseen una biodiversidad particular, y que, además fueron el cimiento del desarrollo del modo de vida lacustre, una relación interdependiente entre el ecosistema y los asentamientos aledaños a la zona. Actualmente, estos ecosistemas han sido reducidos a menos del 10% de su extensión original, poniéndolos en extrema vulnerabilidad. La extracción de agua en favor de la capital del país desecó grandes extensiones que ocupaban las ciénegas, a mediados del siglo XX, una visión de políticas públicas desarrollista planificó la expansión urbana y un corredor industrial. Sin embargo, aunque la naturocultura Ciénegas del Lerma es un relicto de lo que era, las especies endémicas aún sobreviven en la laguna y persisten las prácticas culturales como la pesca, el tejido de fibras vegetales, la confección de herramientas y gastronomía. En este artículo se propone un acercamiento a la comprensión de la laguna como un complejo de interconexiones que se transforman, debido a situaciones nuevas. Buscamos resaltar que la supervivencia de las ciénegas, a pesar de procesos tan violentos como la industrialización y el desecamiento, se debe a la reproducción del modo lacustre y a una ética del cuidado multiespecie. Si bien existe también una relación entre la pérdida de la biodiversidad y la cultura lacustre de la región, daremos ejemplos de resiliencia y resignificación de la naturocultura Ciénegas del Lerma, desde el enfoque de la bioculturalidad y el conocimiento situado.