“…Además, en el posacuerdo firmado entre el gobierno nacional y las FARC-EP nacen nuevos retos y amenazas, sobre todo, por las migraciones ilegales. Pero la dinámica delictiva fronteriza mencionada, así como la situación de estrecha relación entre los grupos armados organizados (GAO), los grupos de delincuencia organizada (GDO) y los grupos de delincuencia residual (GDR) nacientes de la estrategia de las FARC-EP, en asocio con la delincuencia organizada transnacional, amenazan no solo la seguridad y defensa nacional, sino que comprometen la seguridad regional (Álvarez & Rodríguez, 2018;Cubides-Cárdenas, Sierra-Zamora, Calixto, & Pabón, 2019;Torrijos & Abella, 2018). De hecho, en la frontera se encuentran los espacios vacíos y el ambiente propicio para generar una dinámica delictiva que se expanda en la región y afecte todo el continente, lo que convierte a Colombia en una plataforma de protección de los intereses del actual gobierno ilegítimo de Venezuela.…”