Propongo dilucidar en la filosofía práctica madura de Kant la relevancia del cultivo de la virtud y de la educación para el progreso de las comunidades políticas y ética y muestro que ello puede abordarse de forma integrada desde el paralelo ético-político. Primero, explicaré que la tarea y el deber del ser humano de realizar el fin del bien supremo ético y político se puede esclarecer en relación con el destino de la humanidad. Después argumentaré que la tarea de los seres humanos radica en el cultivo de la virtud, que es un deber que podemos llamar ético-político en el sentido de que las disposiciones morales de los individuos se desarrollan socialmente y sirven a fines comunitarios. Por último, en una visión integrada del paralelismo ético-político, argumentaré que la educación es un medio necesario para lograr el progreso de las comunidades