El control difuso de convencionalidad implica un cambio de paradigma en la manera de comprender, aplicar e interpretar el Derecho para los jueces de Latinoamérica. Se configura una innovación dinámica y extensiva porque las normas convencionales penetraron en el Derecho positivo de los Estados parte de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, los cuales, por mucho tiempo, se limitaron a desarrollar su actividad en un circuito jurídico cerrado. La evolución, en América Latina, del control difuso de convencionalidad pretende transformar a los jueces de todos los Estados parte en los primeros guardianes de las normas convencionales de protección de derechos humanos, constituyéndose así en la única estrategia eficaz para lograr ese propósito frente a las precarias posibilidades de que los problemas lleguen a solventarse ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Si bien es cierto que el control difuso de convencionalidad tiene su fundamento en la Convención Americana de Derechos Humanos y no en las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la jurisprudencia generada ha sido fundamental para entender su impacto.