“…He ahí la clave para impulsar que dicho derecho sea reconocido, principalmente porque, al posicionarlo como un derecho, se reconoce su naturaleza de reciprocidad, y con esto, el ejercicio del mismo en condiciones de igualdad de género. Laura Pautassi insiste en que "incorporar una lógica de derechos a la complejidad del cuidado no solo permitiría el reconocimiento de la tarea sino también una mejora sustancial en la calidad de vida" (PAUTASSI, 2015, p. 261), es decir, el impulsar la desgenerización del cuidado implicaría garantizar para todas las personas «un derecho universal e inalienable, el de cuidar, ser cuidado y cuidarse", y, para esto, tendrían que, en primera instancia, redistribuirse las tareas respecto al cuidado entre los miembros de la sociedad y dejar de asignarlas «naturalmente» a las mujeres (Natalia GHERARDI;Carla ZIBECCHI, 2011, p. 115).…”