“…Estas amenazas se sirven, además, de un tipo de conducción que podría llamarse estratégica, que emplea habitualmente el desorden informativo y la difamación para generar caos y promover la desconfianza de la comunidad internacional ante este tipo de conflictos. Son procesos de construcción social de la realidad (Silva-García, González-Monguí, Vizcaíno-Solano, & Pérez-Salazar, 2021;Silva-García, Irala, & Pérez-Salazar, 2022;Silva-García, 2022a), en los que se procura definir al adversario como enemigo, a veces de modo discursivo (Silva-García, 2022b), con frecuencia mediante el empleo de las redes sociales (Silva-García & Pérez-Salazar, 2019). Esto, finalmente, lleva a que la respuesta de los procesos de inteligencia militar ante las nuevas acciones involucre a la sociedad civil.…”