En este texto analizaré las tomas de posición de Soledad Acosta de Samper (Bogotá, 1833-1913) y Luis Segundo de Silvestre (Bogotá, 1838-1887) en sus respectivas novelas: Dolores (cuadros de la vida de una mujer) (1867) y Tránsito (1886). En ambas novelas, los autores elaboran una crítica al proyecto de modernización de la nación, tal como se presentaba en Colombia a mediados del siglo XIX. De acuerdo con lo anterior, intentaré demostrar que mientras la crítica de Acosta permite avizorar la emergencia de un ser (femenino, en este caso) en busca de su subjetivación, la de Silvestre configura personajes condicionados por factores externos (raza, género). A pesar de esta diferencia, en ambas novelas se legitima el discurso y el proyecto de nación de un individuo criollo (blanco, letrado y de noble cuna) sobre el de “gentes incivilizadas” (Silvestre) o el de civilizadas de manera corrupta (Acosta). De esta manera, el mestizaje como utopía nacionalista de la primera mitad del siglo XIX empieza a quedar atrás.