“…En los tres casos estudiados, la representación laboral negoció que las fórmulas de participación directa implementadas fueran grupales, superando el diseño individual del puesto, y que no implicaran desarrollar ningún elemento que generara competitividad entre trabajadores/as, ni intergrupal ni intragrupal (del tipo reconocimiento de la trabajadora del mes, del mejor cambio propuesto, etcétera). Además, evitar el socialdarwinismo (Fernández Steinko, 2001) fue un elemento crucial de la negociación y, más tarde, en el seguimiento de su implementación. Con este objetivo, por ejemplo, en el caso del textil -el único de los tres en los que se consiguió que una mejora propuesta por trabajadoras se reconociera en términos de aumento salarial-, su pago, que se aplica cada tres meses, es lineal a todas las trabajadoras de ejecución, independientemente de su participación en los círculos.…”