En este trabajo mostramos las tensiones que se generan en el paisaje alimentario de la demarcación de Cholula (México). En ésta existen dos municipios entre los que se genera una frontera culinaria. A partir de una aproximación cualitativa por medio de entrevistas semiestructuradas, observación participante y análisis de contenido en medios digitales, queremos demostrar que la existencia de la frontera gastronómica parece habilitar dos paisajes culinarios diferenciados que obedecen a distintos intereses. De esta manera, podríamos afirmar que la frontera gastronómica habilita y dinamiza fenómenos opuestos que favorecen el contraste en el ensamblaje gastronómico. Por un lado, la intención de la estatización del paisaje que obedece a lógica de la turistificación que apela a la recuperación de la tradicionalidad y la historia para favorecer los discursos en torno al turismo y al patrimonio. Por otro, el cosmopolitismo culinario que incentiva procesos de gentrificación alimentaria que evidencian los particularismos propios de la modernidad alimentaria.