Este artículo esboza la apreciación de la música en base a la atestiguación de los párrocos del obispado de Durango en los inicios del siglo XIX. A través del estudio de una cultura sonora de sociedades ubicadas en el septentrión novohispano y el análisis del papel social y cultural de los instrumentos sonoros, en diálogo con elementos recuperados de la filosofía y de la musicología, se propone una comprensión alternativa y periférica del periodo histórico correspondiente a las etapas finales de la colonia. A partir de esta aproximación a la historia, se proponen algunas reflexiones inéditas sobre cambios y continuidades en la postura política del clero durante el proceso de la Revolución de Independencia, además de enseñar la presencia de una cultura musical compartida entre los grupos socioétnicos y un gusto sonoro que puede ser de complemento y contraste para los estudios sobre la historia de la música de México e Hispanoamérica.