Este artículo examina el concepto de “populismo” a la luz del discurso de sus oponentes neoliberales. Se cuestiona el alcance heurístico del término, que su uso político actual ha ido desvalorizando, tanto en los debates profanos como en los científicos. Partiendo de la teoría de Quentin Skinner, se propone una lectura política del concepto y se postula que su uso (y el contenido por ende que se le da) nos enseña tanto (o más) sobre la persona, el movimiento o el partido que lo usa que sobre el partido o la persona que designa. El discurso antipopulista es a la vez un rechazo del pueblo/etnos (el nacionalismo como esencia del populismo), una negación del pueblo/démos (el populismo como patología de la democracia porque establece la tiranía de la mayoría en contra de la élite), una acusación al pueblo/pléthos (la masa frágil manipulada por un líder e intelectuales) y una crítica a la “estadolatría” de los populistas opuestos al liberalismo económico en nombre de un igualitarismo obsesivo. Se concluye que el “populismo” es un “kampfbegrief” (un “concepto de combate”), como lo fue otrora el totalitarismo y puede entenderse como una continuación del anticomunismo de la Guerra Fría.