“…El escenario democrático global se define actualmente por la coexistencia de dos actores políticos centrales para la intermediación de intereses entre ciudadanía y Estado: los partidos políticos y los movimientos sociales. Dicha coexistencia, con frecuencia tensa, ha ido configurando tendencias contrapuestas, con los partidos políticos inclinándose hacia el poder público mientras se alejan de la sociedad civil, y los movimientos sociales, especialmente aquellos situados en la categoría de «nuevos», asumiendo cada vez más la función de vinculación entre ciudadanía y acción gubernamental (Albala y Vieira, 2014;Pardo-Beneyto y Abellán-López, 2017;De Souza Santos, 2001;Katz y Mair, 1993Peruzzotti, 2008). Al respecto, la realidad política latinoamericana de los años recientes no difiere en gran medida del contexto descrito.…”