El artículo se propone revisitar el motín de la Fábrica de Tabacos de Madrid en 1830 superando la disyuntiva clásica entre los repertorios de acción colectiva tradicionales y modernos. Para ello, partimos de los espacios en los que se desarrollaba el trabajo y la vida cotidiana de las cigarreras (el hogar, la fábrica y el barrio) y de la intersección entre las relaciones laborales, de género y las redes de solidaridad de los barrios bajos. Concluimos que las cigarreras fueron capaces de movilizar diferentes repertorios para perseguir sus objetivos en función del contexto, aprovechando el papel central que desempeñaban en la comunidad popular.