“…A modo de cierre, se puede concluir en base a todo lo expuesto que las circunstancias transcurridas durante la pandemia, significativamente durante el confinamiento, quizás debido a las circunstancias de emergencia, a la urgencia de la virtualización educativa, la falta de dispositivos, de preparación y tradición hacia este modelo, al volumen de estudiantes por curso, y la diversidad-heterogeneidad de estos, incluso el desconocimiento de los contextos familiares, contribuyeron a que los efectos negativos tuvieran un impacto diferenciado en función de las desigualdades y necesidades de los alumnos. Estas controversias de los deberes en estos colectivos, evidenciadas en la excepcionalidad de la pandemia, continúan en el presente, ya que la educación mediada por las TIC se ha mantenido con el valor protagónico que adquirieron (Ávila, 2021) y la inclusión es compleja y multifactorial, dependiendo de aspectos organizativos, pero también actitudinales (García-Barrera, 2023). De ahí que, el cambio educativo sobre los deberes escolares, de forma general, pero sobre todo en los ACNEAE, no puede esperar a que vivamos otra pandemia, priorizando como señala Carmona (2021) las funciones formativas a las escolares.…”