RESUMENObjetivo: Demostrar si la técnica de estimulación eléctrica permite la detección de la mal posición medial de los tornillos pediculares torácicos. Resultados: Se analizaron 421 tornillos torácicos. Tuvimos alertas a la estimulación en 25 (5,93%) de los casos. A todos los pacientes se les realizó radiografía posoperatoria demostrando 22 tornillos (5,2%) medializados. Realizamos TAC en 17 pacientes (37%), con ningún tornillo en posición 1 y 10 tornillos en posición 2 (8,5%). Se consideraron tornillos medializados los que tenían respuesta positiva a estimulación inferior a 6 mA. Conclusiones: la estimulación eléctrica nos ha permitido reducir el riesgo de posición medial de los tornillos torácicos, minimizando además el uso de radiografía intraoperatoria. La instrumentación vertebral mediante el uso de tornillos pediculares ha ganado popularidad respecto al tradicional uso de ganchos o sistemas híbridos, debido fundamentalmente a tres característi-cas: poseer mayor capacidad de corrección tridimensional de la deformidad raquídea, mayores índices de fusión de las artrodesis, así como menores índices de revisión 1 . Pero, a pesar de su uso generalizado, la instrumentación transpedicular no está exenta de riesgos, y especialmente en la región torácica, supone un verdadero reto para el cirujano de raquis 1,3 . Por otra parte, la peculiaridad del pedículo de la vértebra torácica es única 2 , siendo más estrechos que a nivel lumbar, con mayores cambios de orientación en caso de deformidades, y con malformaciones congénitas en muchos casos, como la ausencia de canalización de los mismos. Si a esto añadimos la cercanía de estructuras vitales en esta región como son la médula espinal y los grandes vasos, nos encontramos con un recurso quirúrgico de alta complejidad técnica y cuyas complicaciones son potencialmente peligrosas. Como en la columna lumbosacra, la malposición inferior, superior o lateral de los tornillos torácicos puede lesionar raíces nerviosas, sin embargo, es la malposición medial de los mismos la más preocupante, pues la localización intracanal de dicho tornillo puede poner en peligro a la propia médula espinal, amenazando la integridad neurológica de nuestros pacientes.Coluna/Columna. 2012; 11(2): 169-70