“…Desde hace varios años, los historiadores de la ciencia vienen señalando las potencialidades analíticas de los nodos de encuentro y circulación del conocimiento. Lugares en apariencia poco convencionales para la actividad científica, tales como los "pubs" ingleses (Secord, 1994), las casas de peletería o de subasta de productos marítimos, o los espectáculos de fieras (Cowie, 2013(Cowie, , 2014 de principios del siglo XIX, se transformaron, a partir de este enfoque, en espacios donde se entrecruzaban las culturas oral y letrada, la experiencia de los artesanos o los cazadores de animales, las prácticas de la historia natural y las tradiciones más diversas. Asimismo, como señala Heloisa Barbuy (2016) en el caso de las exposiciones itinerantes de animales salvajes, su estudio permite ampliar la comprensión sobre la cultura de la exhibición.…”