Castilla y León es una región que presenta unos rasgos demográficos propios diferentes a otros espacios españoles. Se caracteriza por la pérdida de efectivos demográficos, la desigual distribución de sus habitantes, un vaciamiento y masculinización del medio rural y un fuerte envejecimiento. Todas estas cuestiones que se llevan produciendo desde mediados del siglo XX se contemplan como prioritarias en la política nacional del reto demográfico que exige dar nuevas respuestas desde la acción política y cambiar la mirada hacia este territorio.
El objetivo de este trabajo consistió en analizar todas estas características presentes en la población de esta región y que fueron claves para la ordenación del territorio y para la planificación de recursos sociales para la población. Para ello se utilizaron diversos censos y padrones de España que permitieron analizar las variables enunciadas anteriormente y de los que se obtuvieron los datos necesarios para la elaboración de mapas y gráficos que facilitaron la comprensión de estos fenómenos mediante el uso de aplicaciones cartográficas y de los sistemas de información geográfica (SIG).
La situación de Castilla y León se complica debido a sus dimensiones, ya que es la región más grande de España, y el escenario que se vislumbra tras el análisis refleja un espacio cada vez más despoblado y desequilibrado territorialmente: la población se localiza, principalmente, en las ciudades, mientras que el medio rural se vacía, con unos habitantes cada vez más envejecidos, masculinizados y sin reposición por la caída de la natalidad. Todos estos factores condicionan la reducción en la prestación de servicios públicos tales como los sanitarios y los educativos, dificulta el mantenimiento de las infraestructuras y encarece la llegada y la mejora de las comunicaciones. Y, lo que es más importante, se pierde el principio de equidad territorial y se producen problemas organizativos y de gestión en las Administraciones locales.