La inestabilidad social y política que atraviesa Perú desde diciembre de 2022 cuando el expresidente Pedro Castillo Terrones fue destituido de su cargo por el Congreso, es resultado de una larga crisis de institucionalidad que erosiona la democracia del país andino desde hace, por lo menos, seis años, pero que hunde sus raíces en el orden neoliberal estatuido por el fujimorismo. El proceso de neoliberalización por vía autoritaria que se consolidó durante el mandato de Alberto Fujimori (1990-2000) generó las condiciones de posibilidad de un régimen frágil, excluyente y susceptible a la captura de intereses privados. Asimismo, en esta coyuntura emergieron elementos estructurales originados en los procesos de centralización estatal decimonónicos que configuraron el Estado nación. Este artículo explora la actual crisis peruana desde un enfoque sociohistórico para identificar los elementos de mediana y larga duración que permiten comprender la especificidad de este escenario más allá de un análisis acontecimental. El análisis de las condiciones sociohistóricas que condujeron a la actual crisis permite advertir un conjunto de elementos estructurales relativos a dos coyunturas críticas: 1. el proceso de centralización estatal; 2. la neoliberalización por vía autoritaria. Al mismo tiempo, busca evidenciar que la criminalización de las comunidades indígenas e indígeno-campesinas, la represión de la protesta social y la militarización constituyen estrategias de autopreservación de las élites económicas y políticas para sostener la institucionalidad neoliberal. Estas estrategias son expresión de capas acumuladas de violencias, racismo y subordinación de las clases dominantes limeñas frente a las comunidades de serranas y selváticas.