El artículo narra en clave autobiográfica mi experiencia como estudiante de doctorado inmigrante (no “viajero” ni “exiliado”) en Alemania, poniendo especial énfasis en las diversas etapas que marcaron el proceso de aprendizaje de la lengua alemana. La primera etapa que describo es aquella en la que seguí un curso universitario formal e institucionalizado de alemán como lengua extranjera. Luego, explico los complejos procesos por los cuales me convertí en un lector y en un traductor (no sólo de textos, sino de sentidos, experiencias y vivencias). Finalmente, narro las peripecias vividas en la escritura de mi tesis doctoral. Además, articulo todas aquellas experiencias con unas reflexiones más amplias acerca del significado del lenguaje y la traducción, así como acerca de la igualdad y la diferencia, en la especificidad de las ciencias sociales y más allá de ellas.