Dentro del proceso de la investigativo hay un elemento muy importante, y que siempre debe ser tenido en cuenta: la finalidad de la investigación, su aplicación y el impacto que tendrá. A pesar de lo que pueda creerse, no todas las investigaciones llegan a feliz término, e incluso muchas de ellas terminan archivadas, guardadas en la biblioteca de alguna universidad de prestigioso nombre; unas cuantas más, quizá con algo de lo que podríamos llamar “fortuna”, alcanzan a ser publicadas en una revista: cabe preguntarse si este es el destino que los investigadores tenían en mente para su proyecto. A lo largo de casi 10 años como investigador de proyectos con aplicación en el sector de la salud, y particularmente en la atención a problemáticas relacionadas con discapacidades, he podido evidenciar que un aspecto fundamental en el proceso ha sido la consolidación de un equipo de trabajo multidisciplinario, apasionado por crear soluciones que sirvan a personas con necesidades específicas y que generen una mejor calidad de vida. Sin embargo, considero que el elemento más importante es tratar a los usuarios finales, a esos pacientes, como los personajes principales del proyecto, como un integrante que aporta el conocimiento más valioso: su convivencia con la discapacidad.